Problema

Tengo un grave problema de atención. Y no sé a qué se debe. Acierto en las cuestiones importantes y complejas, pero fallo en lo cotidiano, en lo sencillo, en los pequeños detalles (un espacio más de tabulador, palabras mal escritas -en el orden de las letras me refiero, no a faltas de ortografía-...).

Y me está generando problemas en el trabajo.

Otro encontronazo laboral

Definitivamente mi compañera de trabajo es gilipollas. Lo suficiente como para que en lugar de poner un 10 a mi trabajo le ponga un 5.

¿Hay algún consejo?

Un paso al frente

Desde esta semana me hago cargo del trabajo, ya que mi compañera se ha dado de baja. Así que toca dar el paso al frente. Y ahí es cuando mejor me muevo.

Puede resultar extraño y seguramente algún psicólogo sabrá a qué se debe esta actitud, pero cuando trabajo "tutorizado", bajo la supervisión de otra persona, no rido igual, sino mucho menos y cometo más errores. En cambio cuando he de asumir responsabilidades, cuando toca dar el paso al frante, actúo con soltura y con sobrada eficacia.

Así que tengo unos meses por delante para demostrar mi auténtica y verdadera valía.

A ver que tal me va. Sobre todo si encima me vendo mejor gracias a la mejora de mi marketing personal.

Marketing personal

Aunque quien haya leído mi blog desde el principio y haya conocido mis venturas y desventuras le pueda resultar extraño, soy bastante sequito. Antipatico, casi. Así que hace poco decidí hacer un curso de Marketing Personal que he empezado hoy mismo. Mi objetivo, saber venderme, y potenciar mis habilidades.

Supongo que al fin y al cabo lo que más nos diferencia y lo que nos hace competitivos no son precisamente nuestros conocimientos intelectuales o técnicos sino otras cualidades que nos diferencian, como optimismo, capacidad de liderazgo, confianza en uno mismo...

En fin, a ver como va. Igual me convierto en super simpático...

Si no saben volar...

Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.

Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida.

Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias;


¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar
.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo conmigo!